Apnea del Sueño en Adultos (SAOS): causas y consecuencias
La apnea obstructiva del sueño es una enfermedad en la que se produce un colapso recurrente de la vía respiratoria alta al dormir, interrumpiendo la respiración y alterando en forma significativa la calidad del sueño. Es un trastorno muy prevalente, en especial en hombres mayores de 40 años, y en sus grados moderados y severos es un factor de riesgo para sufrir accidentes, desarrollar alteraciones metabólicas y cardiovasculares como arritmias, hipertensión y enfermedad coronaria. Su principal síntoma son los ronquidos y sus consecuencias se deben tanto a un cansancio crónico por el déficit de sueño, como al estrés metabólico que se genera por las caídas recurrentes en la oxigenación durante la noche. Existen múltiples alternativas de tratamiento, entre las que destacan los dispositivos de presión positiva de vía aérea (CPAP) y la cirugía. El mayor éxito terapéutico se logra cuando el manejo del paciente es personalizado tomando en consideración su problemática (somnolencia, ronquidos molestos, síndrome metabólico), sus características físicas (incluyendo edad, peso y anatomía de la vía aérea), la severidad de su apnea, la presencia de otras enfermedades y su preferencia personal.
Dr. Gonzalo Nazar Miranda
¿Qué es la Apnea Obstructiva del Sueño?
El síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS) es una enfermedad en la que se produce un colapso recurrente de la vía respiratoria alta durante el sueño, en particular a nivel de la garganta: la musculatura que está relajada en el sueño profundo dificulta el flujo de aire. Inicialmente, una obstrucción respiratoria parcial provoca que el flujo de aire sea turbulento, lo que origina una vibración de las paredes de la vía aérea alta: el ruido resultante corresponde al ronquido. En etapas más avanzadas, el colapso de la vía aérea es completo: se detiene el flujo respiratorio y durante unos segundos la oxigenación de la sangre baja, con lo cual se gatillan reacciones de alarma en el organismo que provocan una superficialización del sueño que permite recuperar el tono (actividad) muscular, la permeabilidad de la vía aérea y el flujo respiratorio.
¿Qué factores influyen en este padecimiento?
La obstrucción de la vía área alta durante el sueño se puede deber a una serie de causas, entre las que destaca la obesidad. En las personas con sobrepeso, se producen depósitos de grasa en las paredes faríngeas y en especial en la lengua, aumentando el riesgo de obstruir la vía aérea. También suelen encontrarse alteraciones en la anatomía de la nariz y garganta de estos pacientes, las que dificultan el flujo aéreo y contribuyen a la aparición del ronquido y las apneas. Entre ellas se pueden mencionar las desviaciones del tabique nasal, el crecimiento de los cornetes inferiores, la hipertrofia (aumento de tamaño) de las amígdalas, un alargamiento excesivo del paladar, una lengua voluminosa y una mandíbula corta (retrognatia). También se ha demostrado que algunos pacientes con apnea del sueño pueden tener una alteración en el tono neuromotor de la musculatura de la vía aérea, lo que aumenta el riesgo de que se produzca un colapso durante el sueño, generando una obstrucción respiratoria secundaria. Por otro lado, con el paso de los años, se produce una progresiva laxitud de los tejidos, incluidos los de la garganta, por lo cual el ronquido y la apnea del sueño son más frecuentes en adultos mayores que en adultos jóvenes.
¿Cuáles son los síntomas o cómo se puede detectar?
El principal y primer síntoma de la apnea del sueño es el ronquido. Al respecto, se puede hacer una analogía con la “punta del iceberg”: el ronquido es el hallazgo visible de un problema mayor que puede pasar relativamente desapercibido, como es la apnea del sueño; por ello, es que todo paciente que ronque en forma habitual y con una intensidad significativa debiera consultar con un médico especialista. Además del ronquido, cuando ya se ha establecido una apnea del sueño, el paciente suele presentar cansancio crónico, somnolencia diurna, falta de ánimo, problemas de memoria y concentración, sensación de sueño poco reparador y cefalea (dolor de cabeza) en las mañanas. Cuando el paciente consulta por estos síntomas se debe determinar si realmente existe una apnea del sueño y la severidad de la misma: esto sólo puede realizarse mediante estudios del sueño que monitorizan al paciente durante toda la noche. Existen dos tipos de estudios del sueño: a) el polisomnograma y b) la poligrafía respiratoria. En el primero, el paciente se hospitaliza por una noche y se miden una serie de variables: frecuencia cardíaca, saturación de oxígeno, movimientos respiratorios, movimientos oculares, actividad muscular, flujo aéreo, presencia de ronquidos y la actividad eléctrica cerebral (electroencefalograma), lo que permite saber en qué etapas del sueño se encuentra el paciente. La poligrafía respiratoria, en cambio, es un examen ambulatorio que se realiza en la casa del paciente; mide un menor número de variables (básicamente las de tipo respiratorio), las que en la mayoría de los pacientes son suficientes para determinar si tienen o no una apnea obstructiva del sueño.
¿Cuáles son las alternativas de tratamiento?
La apnea obstructiva del sueño es una enfermedad desafiante, ya que los tratamientos no son sencillos. Al tratarse de un trastorno biomecánico de la vía aérea, en general no hay tratamientos farmacológicos que sean de utilidad. Las principales estrategias de tratamiento son las siguientes:
¿Cómo se ve afectada la vida de alguien que padece Apnea Obstructiva del Sueño?
La Apnea Obstructiva del Sueño puede afectar en múltiples aspectos al paciente que la padece. En primer lugar, el ronquido –que es el principal síntoma de la apnea del sueño- suele ser un problema que interfiere con el sueño de la pareja y puede llegar a alterar seriamente la vida conyugal. El paciente con apnea del sueño presenta múltiples microdespertares: esto ocasiona una serie de síntomas secundarios a la falta crónica de sueño, como son la somnolencia diurna, irritabilidad, cansancio crónico, trastornos de memoria, bajo rendimiento académico/laboral y aumento del riesgo de cometer errores y de sufrir accidentes; al respecto, un estudio español publicado en el New England Journal of Medicine mostró que los pacientes portadores de apnea del sueño (incluso en rango leve), tienen 6 veces más riesgo de sufrir accidentes de tránsito. Finalmente, las recurrentes bajas en la oxigenación nocturna llevan a un estado de estrés metabólico que a largo plazo aumenta el riesgo de presentar hipertensión arterial, arritmias, resistencia a la insulina, diabetes, enfermedad coronaria y cerebrovascular. De hecho, se ha estimado que el riesgo de muerte (por cualquier causa) aumenta en 6 veces en los pacientes portadores de una apnea del sueño moderada-severa a comparación de los que no la tienen.