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Apnea y obesidad: círculo vicioso de riesgo (P1)
La apnea incrementa la resistencia a la insulina a partir del segundo día de mal sueño, lo que ocasiona hambre (debido a la alteración de leptina y orexina) que se ven afectadas al no lograr un sueño REM.
Dra. Isabel Martínez del Río Requejo
Parte 1
La obesidad es uno de los precursores más importantes de la Apnea Obstructiva del Sueño (AOS), por lo que entre mayor índice de masa corporal existe una mayor prevalencia de apnea; por ello la prevalencia de la AOS en pacientes con obesidad y diabetes es del 86.6%.
Cuando el sueño se encuentra fragmentado interfiere con el sistema hormonal y el metabolismo, lo que afecta de manera directa la generación y permanencia de la obesidad. Es por ello que es importante acudir con un nutriólogo para mejorar los hábitos alimenticios y con ello evitar trastornos de sueño relacionados.
Esta enfermedad incrementa la resistencia a la insulina a partir del segundo día de mal sueño, lo que ocasiona hambre (debido a la alteración de leptina y orexina) que se ven afectadas al no lograr un sueño REM.
¿Cuál es la relación entre apnea y obesidad?
Cuando una persona no puede dormir bien por más de 2 semanas sufre un incremento en la glucosa y la insulina que, aunado a la resistencia de la misma, lleva a un mayor almacenamiento de grasas, lo que dificulta la pérdida de peso.
Una persona con apnea y obesidad sufre de problemas ventilatorios agregados. Ésta hipo ventilación se da por el aumento de grasa abdominal que impide que los músculos que permiten la ventilación (el diafragma y los músculos accesorios) se expandan de manera adecuada, lo que a la larga produce unos pulmones más pequeños y menos ventilados.