Hígado Graso no Alcohólico: ¿Qué tipo de dieta llevar?
La dieta juega un papel fundamental en la aparición del Hígado Graso y su progresión. Los factores modificables más importantes son la alimentación, el control del peso y la actividad física.
El Hígado Graso, también conocido como Esteatosis Hepática, es una condición médica caracterizada por la acumulación anormal de grasa en las células del hígado. Es un trastorno metabólico crónico con manifestación hepática muy frecuente, el 25% de la población lo padece, entre este porcentaje el 65% son personas con Diabetes y el 80% con Obesidad. Se llama Hígado Graso no Alcohólico debido a la ausencia de daño hepático por alcohol o drogas.
Factores de riesgo del Hígado Graso no Alcohólico
Entre los factores de riesgo de este padecimiento se encuentran:
- Edad superior a 45 años
- Agregación genética de primer grado
- Sexo masculino
También se incluye como factor de riesgo el estilo de vida, el cual abarca la alimentación, sedentarismo, consumo de alcohol, Tabaquismo, horarios de trabajo e higiene del sueño.
Además, existen algunos padecimientos que pueden desarrollar Hígado Graso no Alcohólico como:
- Obesidad de predominio abdominal con un perímetro de cintura elevado (superior a 88 cm en mujeres y a 102 cm en hombres)
- Enfermedad metabólica (Resistencia a la Insulina, Diabetes tipo 2 o Glucemia elevada)
- Dislipidemia, caracterizada por un aumento de los triglicéridos y una disminución del Colesterol HDL
- Hipertensión Arterial
- Apnea del Sueño
- Depresión
¿Cómo influye la dieta en la aparición del Hígado Graso?
La dieta juega un papel fundamental en la aparición del Hígado Graso y su progresión. Los factores modificables más importantes son la alimentación, el control del peso y la actividad física.
En particular, ciertos aspectos de la dieta occidental y los alimentos ultraprocesados son especialmente perjudiciales para la salud hepática, esto incluye el consumo de carbohidratos refinados que son altos en azúcar. Además, el exceso de grasas saturadas y los métodos de cocción poco saludables pueden contribuir al desarrollo del Hígado Graso.
Las dietas extremadamente hipocalóricas, así como las dietas altas en grasa (como la cetogénica) o en proteínas, también pueden aumentar el riesgo de este trastorno.
Es importante tener en cuenta que una reducción rápida de peso, especialmente una pérdida de más de 5 kilos por mes, puede ser perjudicial para la salud hepática y aumenta el riesgo de Hígado Graso. Por lo tanto, es crucial adoptar un enfoque equilibrado y sostenible para el control del peso y la alimentación.
Principales cambios dietéticos
En general, se recomienda llevar una alimentación menos procesada, observar el etiquetado nutricional de los alimentos y preferir una dieta adecuada que pueda mantenerse a largo plazo.
Algunos cambios especifícos son:
- Suspender el consumo de alcohol o mantenerlo controlado
- Consumir frutas, verduras, legumbres, frutos secos y semillas, alimento enriquecido o alto en fibra y carbohidratos complejos como cereales
- Disminuir el consumo semanal de carnes, suspender embutidos y cortes grasos
Existen ciertos nutrientes que pueden tener un impacto positivo en la salud hepática, entre los que se encuentra la cafeína, aunque también tiene contraindicaciones como la Gastritis.
También deben consumirse alimentos ricos en vitamina E ya que es un antioxidante que previene el riesgo metabólico cardiovascular, se puede encontrar en alimentos como:
- Fuente vegetal: palta, aceituna, maní, almendras, nueces, acelga, espinaca, brócoli, espárrago, zapallo y mango
- Fuente animal: huevo, pescado y lácteos semidescremados
- Alimentos enriquecidos: cereales, lácteos, aceite vegetal y mantequilla
Recomendaciones nutricionales personalizadas
No existe un tratamiento médico específico para el Hígado Graso. Sin embargo, se ha observado una asociación entre este trastorno y la Resistencia a la Insulina. Los alimentos con alto índice glucémico, los horarios de comida y las porciones desempeñan un papel crucial en este proceso.
Estos factores pueden alterar el ingreso de nutrientes a las células, especialmente a los músculos, lo que conduce a una descompensación metabólica caracterizada por un aumento de la insulina, trastornos del apetito, Hígado Graso y elevación de los triglicéridos.
Por lo tanto, en pacientes con Hígado Graso se busca una disminución gradual del peso con estrategias de monitoreo y metas progresivas y mantenibles a largo plazo:
- Alimentación casera
- Horarios
- Selección de alimentos, reemplazo inteligente y alternativas
La actividad física es crucial para la gestión del Hígado Graso, es necesairo reducir el sedentarismo y tener una vida más activa. Se aconseja practicar ejercicios de resistencia o musculación al menos dos veces por semana ya que la tonificación muscular mejora la sensibilidad a la insulina.