Opciones quirúrgicas para la Reconstrucción del Ligamento Cruzado en la Rodilla
La Rotura del Ligamento Cruzado es una lesión común en la Rodilla que puede causar dolor intenso e incapacidad de realizar deportes o actividades físicas.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza principalmente mediante la historia clínica del paciente y el examen físico, y se confirma mediante una Resonancia Magnética (RM).
Generalmente, el paciente acude a consulta después de haber tenido un accidente o una torsión de Rodilla, esto es común cuando realiza un giro con pie fijo o un movimiento de pivoteo, por ejemplo, cuando está jugando a la pelota.
El examen físico consiste en la evaluación de la estabilidad de la Rodilla, en algunos casos es complicado debido al hinchazón. En casos más tardíos, el paciente puede presentar episodios de Inestabilidad y Dolor, sin embargo, el diagnóstico es más fácil porque ya no hay hinchazón.
La Inestabilidad generada por la falta del Ligamento Cruzado puede generar mayor Estrés en la estructura de la Rodilla, especialmente en la superficie del cartílago y los meniscos. En el 70% de los casos, la Lesión del Ligamento Cruzado va acompañada de Lesiones de Meniscos. Las complicaciones principales de tener una Rodilla sin un Ligamento Cruzado son las roturas de Meniscos y el Desgaste Articular o artrosis a mediano y largo plazo.
Tratamiento
La Rotura de Ligamento Cruzado, especialmente en pacientes activos, suele requerir cirugía para reconstruir el ligamento. El injerto utilizado para reemplazar el Ligamento Cruzado puede ser un tendón de los isquiotibiales o el tendón de la rótula.
En pacientes menores de 50-60 años con Rodillas relativamente sanas, la cirugía es la opción recomendada.
Para pacientes más sedentarios y con mayor Sobrepeso, el tratamiento conservador puede ser una opción, utilizando la Kinesiología como rehabilitación para mejorar la estabilidad muscular, y evitar la inestabilidad y las complicaciones mencionadas.
¿Qué opciones quirúrgicas existen?
Sobre las opciones quirúrgicas para la Reconstrucción del Ligamento Cruzado, existen varios tipos de injertos que pueden utilizarse.
Los dos más comunes son:
- Los tendones isquiotibiales, que se extraen a través de una pequeña incisión en la Rodilla y se fijan en dos túneles en el fémur y la tibia
- El tendón de la rótula, que utiliza parte del hueso de la rótula, parte del tendón rotuliano y parte del hueso de la tibia
Ambos injertos se fijan en los mismos túneles con tornillos y reemplazan el Ligamento Cruzado. Otras opciones menos comunes son el tendón del cuádriceps y el Halo injerto, que es un injerto procesado que se compra y no requiere extraerlo del paciente.
Después de la cirugía, el paciente generalmente camina con bastones al día siguiente y comienza un programa de Rehabilitación con Kinesioterapia para volver a la actividad normal en aproximadamente un mes.
El retorno al deporte dependerá de la integración del Injerto en la Rodilla, lo que puede tardar entre seis y ocho meses. Es recomendable mantener un peso adecuado y hacer actividad física constante para prevenir lesiones en el futuro.
Para aquellos que hacen deportes de contacto, es vital hacer una buena preparación física y jugar limpio para evitar lesiones. También se requiere usar calzado adecuado y tener precaución al jugar deportes de contacto.