Parkinson: importancia del acompañamiento familiar
El Parkinson es una Enfermedad Neurodegenerativa, es decir, que las neuronas van muriendo progresivamente.
Estas neuronas se encuentran en un lugar particular del cerebro, y son las encargadas de secretar dopamina, sustancia que actúa como neurotransmisor (participa en los movimientos, comportamiento y funcionales mentales). Además, está implicada en la regulación del estado de ánimo, promoviendo la sensación de relajación y bienestar, lo que la ha llevado a ser conocida como "el neurotransmisor de la felicidad".
Causas y síntomas
Aunque se describió la enfermedad de Parkinson por primera vez en 1817, hasta el momento no se ha identificado una causa precisa para esta enfermedad. Sin embargo, existen factores de riesgo asociados, como:
- Sexo: los hombres son más propensos
- Edad: suele manifestarse en personas mayores de 60 años
- Exposición a sustancias tóxicas: metales pesados e insecticidas, entre otros
Los síntomas iniciales de la enfermedad de Parkinson son:
- Lentitud en el movimiento, siendo este el criterio principal para realizar un diagnóstico
- Temblores en reposo en una extremidad, ya sea en un brazo o en una pierna
- Rigidez muscular
Antes de que estos síntomas aparezcan, incluso años, se pueden observar trastornos del olfato, Depresión, Ansiedad y Constipación. Aunque estos síntomas no son específicos de la enfermedad, pueden servir como indicadores iniciales.
El Parkinson es una enfermedad asimétrica, es decir, generalmente afecta más un lado del cuerpo que el otro. En contraste, otros Trastornos del Movimiento suelen ser simétricos. Por ejemplo, el temblor en reposo en el Parkinson difiere en frecuencia y amplitud de otros Trastornos del Movimiento, pudiendo afectar diferentes áreas del cuerpo, como la voz o la cabeza. Suelen ir acompañados de alteraciones en los movimientos oculares y en la coordinación de las extremidades y la marcha.
Cuidados y recomendaciones
Es importante que el paciente se mantenga activo física y mentalmente. Esto tiene como propósito aumentar la reserva en ambos aspectos y reducir el impacto progresivo de la enfermedad.
El paciente debe seguir con su vida cotidiana, realizar ejercicio físico, llevar una alimentación saludable y mantener una vida social activa. Inicialmente, la enfermedad de Parkinson responde bien a los medicamentos durante un periodo de tiempo prolongado, aproximadamente de ocho a diez años, lo que permite al paciente llevar una vida normal en términos de actividades diarias, trabajo y vida social.
A medida que la enfermedad avanza, los medicamentos van perdiendo efectividad para controlar los síntomas, especialmente en relación con la lentitud en el movimiento, la marcha y el equilibrio. En esta fase, la calidad de vida del paciente se ve más afectada, llegando a ser necesario el uso de bastones para caminar, y comienza a tener dificultades para dormir y vestirse, entre otros desafíos.
Acompañamiento familiar
Cuando se diagnostica la enfermedad, esto se vuelve un Duelo, por ello la familia es importante. Esta red de apoyo lo ayuda a afrontar los síntomas depresivos y además a realizar sus actividades diarias como vestirse, bañarse u otros cuidados.
Se debe contactar a un Neurólogo para manejar la enfermedad de forma adecuada.