La Rehabilitación es un pilar en el éxito de una Reconstrucción del Ligamento Cruzado Anterior
La Reconstrucción del Ligamento Cruzado Anterior consiste en una cirugía que se indica cuando se ha roto el Ligamento Cruzado Anterior, que es uno de los principales ligamentos estabilizadores que se encuentra al centro de la Rodilla y que uno los huesos fémur y tibia.
Riesgo de sufrir una Lesión en el Ligamento Cruzado Anterior
Alrededor del 70% de las Lesiones del Ligamento Cruzado Anterior (LCA) ocurren sin contacto directo. En estos casos, están involucrados ejercicios de desaceleración, cambios bruscos de dirección, alta velocidad o aterrizajes incorrectos durante saltos.
Existen factores de riesgo que se pueden modificar y otros que no. Entre los factores modificables se encuentran:
- Desarrollo muscular insuficiente, lo que sobrecarga los ligamentos
- Desequilibrio muscular, donde los cuádriceps están más desarrollados y activados que los isquiotibiales
- Asimetría en el desarrollo neuromuscular de las extremidades inferiores, evidenciando una marcada dominancia de una extremidad sobre la otra en deportes
- Desequilibrio en el tronco o centro de gravedad
Ante estos riesgos, existen numerosos programas de prevención de Lesiones del LCA que buscan modificar estos factores mediante enfoques multifactoriales. Estos programas se centran en entrenamientos de propiocepción, ejercicios pliométricos, entrenamiento neuromuscular y fortalecimiento.
Además, hay factores no modificables, como las características anatómicas del fémur y la tibia. Se ha observado que las mujeres tienen un mayor riesgo de lesiones en el LCA en comparación con los hombres.
¿Cómo se realiza una Reconstrucción del Ligamento Cruzado?
La Reconstrucción del Ligamento Cruzado se realiza con el paciente anestesiado y tiene el objetivo de sustituir el ligamento roto por uno nuevo, generalmente a partir tejidos propios del paciente o en algunos casos por tejido de un donante.
Es importante mencionar también que, esta lesión muchas veces se asocia daño de otras estructuras como meniscos, cartílago u otros ligamentos, los que son tratados en la misma intervención.
Los casos más comunes donde se indica esta intervención es en adultos que sean físicamente activos, que realicen actividades o deportes con rotaciones, pivoteos o giros de Rodilla, o aquellos que tengan trabajo pesado. También en quienes manifiesten molestias por la Inestabilidad.
Por otro lado, se puede plantear un manejo no quirúrgico en lesiones parciales asintomáticas y en lesiones completas sin inestabilidad durante deportes de baja demanda y que no requieran realizar deportes o actividades de alta demanda.
La decisión de realizar la Reconstrucción del Ligamento Cruzado no está fuertemente determinada por la edad, sino más bien por el nivel de actividad física del paciente. No hay una edad límite para la cirugía, pero se debe considerar que pacientes de edad avanzada, sedentarios, con baja demanda física, o que presenten Artrosis u otras condiciones médicas que aumenten el riesgo quirúrgico, pueden no ser candidatos ideales para la operación. En contraste, un paciente activo, que practica deportes regularmente o tiene un trabajo físicamente exigente y está dispuesto a someterse a una rehabilitación prolongada, sería un candidato más apropiado.
Complicaciones del procedimiento
Como en cualquier intervención quirúrgica, la Reconstrucción del Ligamento Cruzado Anterior no está exenta de complicaciones, y su incidencia varía considerablemente según las diferentes series, oscilando entre un 5% y un 25%. Es crucial que, previo a la cirugía, se haya controlado la inflamación y se haya recuperado la movilidad articular. Además, es necesario realizar un diagnóstico preciso de posibles lesiones asociadas.
Las complicaciones intraoperatorias están relacionadas con la toma del injerto. Pueden surgir problemas como la elección inadecuada del injerto, contaminación del mismo o dificultades en su extracción que resulten en fracturas de la patela en el caso de un HTH (hueso tendón hueso) o lesiones de nervios sensitivos que causen áreas de disminución o pérdida de sensibilidad. También puede ocurrir la obtención de injertos demasiado delgados o cortos.
Otras complicaciones se presentan durante la creación de los túneles óseos en el fémur y la tibia, como errores en su ubicación que pueden generar inestabilidad recurrente de la rodilla o pinzamientos del ligamento. Problemas en los sistemas de fijación también son posibles.
Las complicaciones posquirúrgicas incluyen:
- Hemartrosis (acumulación de sangre en la rodilla)
- Dolor anterior de rodilla
- Infecciones (raramente, menos del 1%)
- Rigidez Articular o Artrofibrosis,
- Áreas con menor sensibilidad o Hiperalgesia
- Hematomas
- Ciclos (formación de tejido que limita la extensión de la rodilla)
- Atrofia o debilidad muscular
- Problemas de cicatrización
- Falla en la incorporación del injerto
Entre las complicaciones más graves se encuentran la Trombosis Venosa Profunda, con una incidencia cercana al 0,4%, y que puede derivar en un Tromboembolismo Pulmonar.
Es esencial que los pacientes sigan las indicaciones pre y posoperatorias, y que el equipo quirúrgico posea la experiencia necesaria para llevar a cabo este tipo de cirugía, así como la capacidad de identificar y tratar complicaciones en caso de que se presenten.
Rehabilitación: cómo es después del procedimiento
La Rehabilitación en Lesiones del Ligamento Cruzado Anterior debe iniciarse antes de la cirugía, es decir, cuando el paciente consulta en forma precoz. De esta manera una adecuada Kinesioterapia mejora las condiciones para afrontar de mejor manera un proceso posoperatorio.
Después de someterse a la cirugía de Reconstrucción del Ligamento Cruzado Anterior, se deben seguir varias etapas o fases de Fisioterapia o Kinesioterapia. La mayoría de los protocolos contemplan alrededor de 5 o 6 de estas fases. Las primeras fases, que comienzan dentro de la primera semana posoperatoria, se centran en ejercicios para recuperar la movilidad articular, activar la musculatura, y controlar el dolor y la inflamación, con el objetivo de lograr que el paciente pueda caminar de manera segura.
Durante esta etapa, se recomienda el uso de bastones durante 3 a 4 semanas, pudiendo extenderse su uso en caso de tratar otras lesiones que requieran protección al caminar, como suturas meniscales, cirugía en lesiones de cartílago o reparaciones de otros ligamentos.
En las siguientes fases, a medida que el paciente controla el dolor e inflamación, se incorporan actividades como ejercicios de fortalecimiento muscular, equilibrio, propiocepción y trote en una trotadora entre los 3 y 5 meses. Se progresa en fuerza y resistencia, incluyendo ejercicios con movimientos laterales, saltos en dos pies y luego en un pie. Posteriormente, se inicia un reintegro deportivo que incluye ejercicios con cambios bruscos de dirección o fintas, entre otros.
Este proceso, diseñado para lograr un retorno deportivo seguro y prevenir nuevas lesiones, generalmente toma alrededor de 10 a 12 meses. En el caso de atletas de alto rendimiento, el retorno a actividades competitivas puede ser un poco más rápido, pero no menor a 6 meses.
¿Se puede acelerar la recuperación?
La integración del injerto sigue plazos determinados por procesos biológicos que son difíciles de acelerar. Sin embargo, la mejor estrategia para regresar al deporte lo antes posible es realizar la cirugía bajo las mejores condiciones posibles para evitar complicaciones.
Además, iniciar la Rehabilitación Kinésica de manera temprana, ser constante y respetar las fases e indicaciones dadas por el Traumatólogo es crucial para prevenir nuevas lesiones. En el caso de atletas de alto rendimiento, el apoyo de profesionales como Psicólogos para la preparación mental, y Nutriólogos para mantener un balance nutricional adecuado, son esenciales.
Innovación: ¿Existen avances tecnológicos?
Actualmente, se han incorporado técnicas asociadas a la Reconstrucción del Ligado Cruzado Anterior, tales como la Reconstrucción del Ligamento Anterolateral o Tenodesis Extraarticular, las cuales tienen el objetivo de aumentar la estabilidad y reducir la probabilidad de volver a sufrir una rotura en aquellos con laxitud aumentada, en pacientes jóvenes y en quienes realicen pivoteos de Rodilla.
En los últimos años, también se han divulgado resultados de cirugías en las que se ha reparado con éxito el ligamento cruzado anterior nativo. No obstante, esta técnica es menos común y presenta requisitos específicos, como características anatómicas particulares de la rotura, pacientes con una menor exigencia física que busquen atención médica de manera temprana y estén dispuestos a someterse a una rehabilitación más prolongada, entre otros factores. A pesar de los buenos resultados, hasta el momento, esta práctica no es habitual.
Cuidado continuo y prevención de futuras LCA
Se recomienda un sólido desarrollo y Rehabilitación Neuromuscular, la realización de ejercicios de programas de prevención de lesiones del LCA, calentamientos antes de actividades con pivoteo o saltos, y un aumento gradual en las demandas físicas. Mantener un control nutricional adecuado para evitar el Sobrepeso u Obesidad es importante. Además, es fundamental mantener una comunicación abierta con el equipo médico en caso de experimentar molestias al volver al deporte.